El poema de la semana

23 de abril del 2016

En el Día Internacional del Libro os dejamos el siguiente poema de Juan Ramón Jiménez.



Quisiera que mi libro
Quisiera que mi libro
fuese, como es el cielo por la noche,

todo verdad presente, sin historia.

Que, como él, se diera en cada instante,

todo, con todas sus estrellas; sin

que, niñez, juventud, vejez, quitaran

ni pusieran encanto a su hermosura inmensa.
¡Temblor, relumbre, música
presentes y totales!
¡Temblor, relumbre, música en la frente
-cielo del corazón- del libro puro!


13 abril del 2016

Hoy 13 de abril se celebra el Día Internacional del Beso. Con este motivo os dejamos el siguiente poema de Gabriela Mistral.

Besos
Hay besos que pronuncian por sí solos
la sentencia de amor condenatoria,
hay besos que se dan con la mirada
hay besos que se dan con la memoria.
Hay besos silenciosos, besos nobles
hay besos enigmáticos, sinceros
hay besos que se dan sólo las almas
hay besos por prohibidos, verdaderos.


Hay besos que calcinan y que hieren,
hay besos que arrebatan los sentidos,
hay besos misteriosos que han dejado
mil sueños errantes y perdidos.


Hay besos problemáticos que encierran
una clave que nadie ha descifrado,
hay besos que engendran la tragedia
cuantas rosas en broche han deshojado.


Hay besos perfumados, besos tibios
que palpitan en íntimos anhelos,
hay besos que en los labios dejan huellas
como un campo de sol entre dos hielos.


Hay besos que parecen azucenas
por sublimes, ingenuos y por puros,
hay besos traicioneros y cobardes,
hay besos maldecidos y perjuros.


Judas besa a Jesús y deja impresa
en su rostro de Dios, la felonía,
mientras la Magdalena con sus besos
fortifica piadosa su agonía.


Desde entonces en los besos palpita
el amor, la traición y los dolores,
en las bodas humanas se parecen
a la brisa que juega con las flores.


Hay besos que producen desvaríos
de amorosa pasión ardiente y loca,
tú los conoces bien son besos míos
inventados por mí, para tu boca.


Besos de llama que en rastro impreso
llevan los surcos de un amor vedado,
besos de tempestad, salvajes besos
que solo nuestros labios han probado.


¿Te acuerdas del primero…? Indefinible;
cubrió tu faz de cárdenos sonrojos
y en los espasmos de emoción terrible,
llenáronse de lágrimas tus ojos.


¿Te acuerdas que una tarde en loco exceso
te vi celoso imaginando agravios,
te suspendí en mis brazos… vibró un beso,
y qué viste después…? Sangre en mis labios.


Yo te enseñé a besar: los besos fríos
son de impasible corazón de roca,
yo te enseñé a besar con besos míos
inventados por mí, para tu boca.



8 de abril del 2016

El siguiente poema de Mario Benedetti trata del paso del tiempo y cómo va cambiando nuestra percepción del mundo a medida que nos hacemos mayores.

Pasatiempo
Cuando éramos niños
los viejos tenían como treinta
un charco era un océano
la muerte lisa y llana
no existía

luego cuando muchachos
los viejos eran gente de cuarenta
un estanque era océano
la muerte solamente
una palabra

ya cuando nos casamos
los ancianos estaban en cincuenta
un lago era un océano
la muerte era la muerte
de los otros

ahora veteranos
ya le dimos alcance a la verdad
el océano es por fin el océano
pero la muerte empieza a ser
la nuestra.
28 de marzo del 2016

Con motivo de la Primavera os dejamos el siguiente poema de José Martí.

Con la primavera 

Con la primavera
Viene la canción,
La tristeza dulce
Y el galante amor.



Con la primavera

Viene una ansiedad

De pájaro preso

Que quiere volar.




No hay cetro más noble

Que el de padecer:

Sólo un rey existe:

El muerto es el rey.



21 de marzo del 2016

En el "Día Internacional de la Poesía" os dejamos el siguiente poema de Antonio Machado.

Retrato

Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla, 
y un huerto claro donde madura el limonero; 

mi juventud, veinte años en tierras de Castilla; 

mi historia, algunos casos que recordar no quiero. 



Ni un seductor Mañara, ni un Bradomín he sido 

?ya conocéis mi torpe aliño indumentario?, 

más recibí la flecha que me asignó Cupido, 

y amé cuanto ellas puedan tener de hospitalario. 



Hay en mis venas gotas de sangre jacobina, 

pero mi verso brota de manantial sereno; 

y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina, 

soy, en el buen sentido de la palabra, bueno. 



Adoro la hermosura, y en la moderna estética 

corté las viejas rosas del huerto de Ronsard; 

mas no amo los afeites de la actual cosmética, 

ni soy un ave de esas del nuevo gay-trinar. 



Desdeño las romanzas de los tenores huecos 

y el coro de los grillos que cantan a la luna. 
A distinguir me paro las voces de los ecos, 
y escucho solamente, entre las voces, una. 

¿Soy clásico o romántico? No sé. Dejar quisiera 
mi verso, como deja el capitán su espada: 
famosa por la mano viril que la blandiera, 
no por el docto oficio del forjador preciada. 

Converso con el hombre que siempre va conmigo 
?quien habla solo espera hablar a Dios un día?; 
mi soliloquio es plática con ese buen amigo 
que me enseñó el secreto de la filantropía. 

Y al cabo, nada os debo; debéisme cuanto he escrito. 
A mi trabajo acudo, con mi dinero pago 
el traje que me cubre y la mansión que habito, 
el pan que me alimenta y el lecho en donde yago. 

Y cuando llegue el día del último vïaje, 
y esté al partir la nave que nunca ha de tornar, 
me encontraréis a bordo ligero de equipaje, 
casi desnudo, como los hijos de la mar.




15 de marzo del 2016
El 15 de marzo de cumplen 100 años del nacimiento de Blas de Otero, uno de los poetas más destacados de la poesía social de los años 50. 

PIDO LA PAZ Y LA PALABRA



Escribo 

en defensa del reino 

del hombre y su justicia. Pido 

la paz 

y la palabra. He dicho 

«silencio», 

«sombra», 

«vacío» 

etcétera. 

Digo 

«del hombre y su justicia», 

«océano pacífico», 

lo que me dejan. 

Pido 

la paz y la palabra.





8 de marzo del 2016

El el "Día Internacional de la Mujer Trabajadora" os dejamos el siguiente poema de Kiki Dimoula.
El número plural

El amor,
nombre sustantivo,
muy sustantivo,
número singular,
género ni femenino ni masculino,
género desvalido.
Número plural:
los amores desvalidos.

El miedo,
nombre sustantivo,
al principio número singular
y luego plural:
los miedos.
Los miedos
por todo a partir de ahora.

La memoria,
nombre propio de los pesares,
número singular,
sólo número singular
e indeclinable.
La memoria, la memoria, la memoria.

La noche,
nombre sustantivo,
género femenino,
número singular.
Número plural:
las noches.
Las noches de ahora en adelante.


28 de enero del 2016


Elogio de la mujer chiquita


Quiero abreviar, señores, esta predicación
porque siempre gusté de pequeño sermón

y de mujer pequeña y de breve razón,

pues lo poco y bien dicho queda en el corazón.



De quien mucho habla, ríen; quien mucho ríe es loco;

hay en la mujer chica amor grande y no poco.

Cambié grandes por chicas, mas las chicas no troco.

Quien da chica por grande se arrepiente del troco.



De que alabe a las chicas el Amor me hizo ruego;

que cante sus noblezas, voy a decirlas luego.

Loaré a las chiquitas, y lo tendréis por juego.

¡Son frías como nieve y arden más que el fuego!



Son heladas por fuera pero, en amor, ardientes;

en la cama solaz, placenteras, rientes,

en la casa, hacendosas, cuerdas y complacientes;

veréis más cualidades tan pronto paréis mientes.



En pequeño jacinto yace gran resplandor,

en azúcar muy poco yace mucho dulzor,

en la mujer pequeña yace muy gran amor,

pocas palabras bastan al buen entendedor.



Es muy pequeño el grano de la buena pimienta,

pero más que la nuez reconforta y calienta:

así, en mujer pequeña, cuando en amor consienta,

no hay placer en el mundo que en ella no se sienta.

Como en la chica rosa está mucho color,
Como en oro muy poco, gran precio y gran valor,
como en poco perfume yace muy buen olor,
así, mujer pequeña guarda muy gran amor.

Como rubí pequeño tiene mucha bondad,
color virtud y precio, nobleza y claridad,
así, la mujer chica tiene mucha beldad,
hermosura y donaire, amor y lealtad.

Chica es la calandria y chico el ruiseñor,
pero más dulce cantan que otra ave mayor;
la mujer, cuando es chica, por eso es aún mejor,
en amor es más dulce que azúcar y que flor.

Son aves pequeñuelas papagayo y orior,
pero cualquiera de ellas es dulce cantador;
gracioso pajarillo, preciado trinador,
como ellos es la dama pequeña con amor.

Para mujer Pequeña no hay comparación:
terrenal paraíso y gran consolación,
recreo y alegría, placer y bendición,
mejor es en la prueba que en la salutación.

Siempre quise a la chica más que a grande o mayor;
¡escapar de un mal grande nunca ha sido un error!
Del mal tomar lo menos, dícelo el sabidor,
por ello, entre mujeres, ¡la menor es mejor!



17 de febrero del 2016

En estas últimas dos semanas hemos recibido a los alumn@s de 6º de EP que tal vez estén con nosotros el próximo curso. Con este poema de David Chericián queremos transmitir que somos tod@s los que estamos, estuvieron y estarán; una forma de decir a tod@s que estamos juntos en esto.

Yo estoy, tú estás
y ella está y él también;
y todos los que estaban, estuvieron
y están muy lejos.       

Estamos, estaremos
nosotros; ella y él
estarán lado a lado y yo, que estuve,
estaré.



y si acaso estuviera
alguien que no haya estado aquella vez,
¡bienvenido!, que estar es lo importante
-y que todos estén.


9 de febrero del 2016

Con motivo de San Valentín os dejamos este poema de Oliverio Girondo.


¡Todo era amor!

¡Todo era amor... amor!
No había nada más que amor.


En todas partes se encontraba amor.

No se podía hablar más que de amor.

Amor pasado por agua, a la vainilla,

amor al portador, amor a plazos.

Amor analizable, analizado.

Amor ultramarino.

Amor ecuestre.

Amor de cartón piedra, amor con leche...

lleno de prevenciones, de preventivos;

lleno de cortocircuitos, de cortapisas.

Amor con una gran M,

con una M mayúscula,

chorreado de merengue,

cubierto de flores blancas...

Amor espermatozoico, esperantista.

Amor desinfectado, amor untuoso...

Amor con sus accesorios, con sus repuestos;

con sus faltas de puntualidad, de ortografía;

con sus interrupciones cardíacas y telefónicas.

Amor que incendia el corazón de los orangutanes,

de los bomberos.

Amor que exalta el canto de las ranas bajo las ramas,

que arranca los botones de los botines,

que se alimenta de encelo y de ensalada.

Amor impostergable y amor impuesto.

Amor incandescente y amor incauto.

Amor indeformable. Amor desnudo.

Amor-amor que es, simplemente, amor.

Amor y amor... ¡y nada más que amor!



5 de febrero del 2016


Rubén Darío, pseudónimo del gran poeta nicaragüense Félix Rubén García Sarmiento, tomó el apodo “Darío” de su tatarabuelo que era conocido como “Don Darío” y con posterioridad sus hijos/as como “los Daríos” o “las Darías”. Es considerado el iniciador y máximo representante del Modernismo hispanoamericano.

El  6 de febrero  se cumplen 100 años de su muerte. En esta fecha señalada queremos recordarlo con unos de sus poemas que se incluye dentro de Prosas Profanas, obra que supuso la consagración del Modernismo en español.


La princesa está triste... ¿Qué tendrá la princesa? 

Los suspiros se escapan de su boca de fresa, 


que ha perdido la risa, que ha perdido el color. 


La princesa está pálida en su silla de oro, 


está mudo el teclado de su clave sonoro, 


y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor. 




El jardín puebla el triunfo de los pavos reales. 


Parlanchina, la dueña dice cosas banales, 


y vestido de rojo piruetea el bufón. 


La princesa no ríe, la princesa no siente; 


la princesa persigue por el cielo de Oriente 


la libélula vaga de una vaga ilusión. 




¿Piensa, acaso, en el príncipe de Golconda o de China, 


o en el que ha detenido su carroza argentina 


para ver de sus ojos la dulzura de luz? 


¿O en el rey de las islas de las rosas fragantes, 


o en el que es soberano de los claros diamantes, 


o en el dueño orgulloso de las perlas de Ormuz? 



¡Ay!, la pobre princesa de la boca de rosa 


quiere ser golondrina, quiere ser mariposa, 


tener alas ligeras, bajo el cielo volar; 


ir al sol por la escala luminosa de un rayo, 


saludar a los lirios con los versos de mayo 


o perderse en el viento sobre el trueno del mar. 



Ya no quiere el palacio, ni la rueca de plata, 


ni el halcón encantado, ni el bufón escarlata, 


ni los cisnes unánimes en el lago de azur. 


Y están tristes las flores por la flor de la corte, 


los jazmines de Oriente, los nelumbos del Norte, 


de Occidente las dalias y las rosas del Sur. 



¡Pobrecita princesa de los ojos azules! 


Está presa en sus oros, está presa en sus tules, 

en la jaula de mármol del palacio real; 


el palacio soberbio que vigilan los guardas, 


que custodian cien negros con sus cien alabardas, 


un lebrel que no duerme y un dragón colosal. 



¡Oh, quién fuera hipsipila que dejó la crisálida! 


(La princesa está triste. La princesa está pálida.) 


¡Oh visión adorada de oro, rosa y marfil! 


¡Quién volara a la tierra donde un príncipe existe, 


(La princesa está pálida. La princesa está triste.) 


más brillante que el alba, más hermoso que abril! 



-«Calla, calla, princesa -dice el hada madrina-; 


en caballo, con alas, hacia acá se encamina, 


en el cinto la espada y en la mano el azor, 


el feliz caballero que te adora sin verte, 


y que llega de lejos, vencedor de la Muerte, 


a encenderte los labios con un beso de amor».


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