TEXTOS PREMIADOS EN EL CERTAMEN LITERARIO "PERITO EN LUNAS" (ABRIL 2021)

1er PREMIO NARRATIVA – ESO 1 (1º-2º ESO)

NO JUZGUES UN LIBRO POR SU PORTADA

Hola, soy Mónica, os contaré la historia de una de mis mejores amigas.

Laura está en mi clase, primero A y, al igual que a mí, nos parece que el insti es genial. Ella dice que es porque aprende muchas cosas.

Laura es muy estudiosa, lista y bastante positiva ante las situaciones críticas. Una chica con mucha esperanza e ilusión. Y la verdad es que me cae superbien. Tenemos un grupo de amigas y la mayoría de veces quedamos para charlar, pero Laura casi nunca puede venir porque no la pueden traer.

Laura vive muy lejos y su familia no tiene coche. Por suerte, la parada de autobús está cerca de su casa y por eso puede venir a nuestro instituto. A menudo, no puede venir a las excursiones que hacen los profesores porque no puede pagarlas. A Laura, todo esto no le importa mucho, porque su pasión es leer. Se aficionó a ello desde temprana edad.

Al lado de su casa hay una vieja biblioteca donde pasa su tiempo libre. Los fondos de esa biblioteca están algo anticuados. No hay cómics, ni libros, ni revistas para jóvenes, etc. Sí hay muchos libros para adultos, sobre guerras, ciencia, la naturaleza, la Historia, etc. A Laura le gusta leer esos libros porque dice que le entretienen y la divierten. Yo no entiendo cómo puede leer ese tipo de libros, a mí, me aburrirían. Es muy buena en Historia, Lengua, idiomas y Biología. Pero su materia favorita es, sin duda, Geografía e Historia. A menudo hablamos sobre los países y sus costumbres y hemos hecho ya varios exámenes; Laura saca en todos la máxima puntuación.

Como acabo de decir, mi amiga es buena en idiomas y la explicación es que ha querido leer libros en inglés, francés e incluso en alemán pues en su biblioteca no están traducidos.

En Geografía, la profe nos preguntó a qué países habíamos viajado, y Laura le contó que había ido a: Turquía, Francia, América, Canadá, Groenlandia, Nueva Zelanda, y algún otro país del que no me acuerdo. No sé cómo ha podido viajar a tantos países ya que su familia no está bien de dinero.

Por problemas familiares, a veces cuida de sus cuatro hermanos pequeños los días de diario. A pesar de ello, siempre lleva los deberes al día. Incluso le sobra tiempo para ayudarme a mí con los míos y a estudiar.

Yo, a cambio, le dejo algunos libros para nuestra edad, la invito a mi casa y cuando no se me ha acabado la paga, la invito a tomar un helado o una hamburguesa.

En el mes de mayo del año pasado, tuvimos una excursión a Italia, como viaje de fin de curso. Pero Laura no pudo venir por el coste. Aunque eso a ella no le importó, ya que, según me dijo, ella ya había ido.

Estuve reflexionando durante mi viaje y no entendía cómo Laura no podía ir a un viaje de fin de curso pero había podido viajar a tantos países. Así que, a la vuelta decidí preguntarle por qué podía viajar tanto si no tenía el dinero.

Lo que ella me respondió, me dejó impactada. Esto fue lo que me dijo: “Leyendo”.

Luego, me explicó que con los libros puedes viajar, imaginar, reflexionar, aprender y por supuesto disfrutar. Y lo último que recuerdo que me dijo fue: “No juzgues un libro por su portada”.

Carla Trápaga Tío (1º ESO A)

 

2º PREMIO NARRATIVA – ESO 1 (1º-2º ESO)

ESE ES MI PODER

Te voy a contar una historia de la evolución de una chica, una chica como otra persona cualquiera, viviendo en la sociedad actual.

Iba al colegio en educación primaria, al principio, tenía carácter, sabía lo que quería y daba su opinión sobre las cosas. Llevaba la ropa que quería, el pelo como le gustaba y estaba contenta con su aspecto. A medida que fue creciendo, su entorno cambió, y ella cambió con él. No tenía los mismos amigos que antes, y las metas que antes tenía, cambiaron radicalmente. Su objetivo ahora era pasar desapercibida.

Cuando los mismos de siempre conversaban sobre diversos temas y daban sus opiniones al respecto, ella asentía con la cabeza y se consumía en sus propios pensamientos sin atreverse a decirlos en alto. Y esto por miedo, por el simple miedo de que no opinaran igual que ella, y entonces hicieran lo que ya habían hecho otras veces, excluir a dicha persona del grupo. En aquel momento, ella seguía llevando la misma ropa que siempre había llevado, la ropa que le gustaba, hasta que también empezaron los comentarios. Los comentarios que a vista de otros eran inofensivos, pero que sentaban muy mal. Esos comentarios, por ejemplo: “esa camiseta no deberías llevarla al colegio, es muy infantil” o “si aprendieras a vestirte le gustarías a más chicos”. Esos comentarios que hacían que la ropa que llevaras ese día, la enterraras en el fondo del armario para no volver a sacarla.

Y después de la ropa empezaron con un tema mucho peor, el cuerpo. “Deberías adelgazar un poco”, “¿de verdad te vas a comer ese bocadillo entero?, eso engorda mucho”. Y en ese momento, empezó a reducir la comida, y todo, por esos comentarios de nuevo. Y así continuamente, luego siguieron por las notas, “empollona” solían llamarla, luego por su personalidad, “eres demasiado responsable, suéltate un poco”.

Y ese momento que había estado esperando llegó, ese momento en el cual por fin se dio cuenta, se dio cuenta de lo que valía y de la manera en que la estaban manipulando. Y, ¿cómo se dio cuenta?, os preguntaréis. Esa es una pregunta difícil, y a día de hoy, aún no sé cómo conseguí darme cuenta de que yo era igual que ellos, y que yo era suficiente. Y sí, esa niña de la que estaba hablando era yo, Marina. Me di cuenta de que mi opinión era válida, me di cuenta de que era mi elección la ropa que llevaba puesta, era mi elección la comida que comía. Y entonces todo cambió.

Cambié de amigas y de entorno, y conseguí quererme a mí misma siendo como soy, empecé a dar mi opinión y a escuchar la de los demás, cambié mi forma de pensar, cambié la forma en la que veía muchos aspectos de mi vida, y por primera vez en mucho tiempo, empecé a ser la mejor versión de mí.

 Y, ¿sabéis qué?, todo esto me ayudó a madurar, a convertirme en la persona que soy ahora, porque, imagínate un mundo en el que todos fuéramos iguales, en el que todos pensáramos igual, todos lleváramos la misma ropa puesta y tuviéramos el mismo cuerpo. Personalmente, no me gustaría vivir en un mundo así. Y de una vez por todas entendí que nadie en este mundo es como tú, y ese es tu poder, úsalo.

 

Amelia Pilar Salvador Morcillo (2º ESO A)

 

 

1er PREMIO NARRATIVA – ESO 2 (3º-4º ESO-FPB)

Elisa nunca había creído en las viejas historias que le contaba su abuelo cuando era niña. El anciano le relataba a su nieta leyendas sobre héroes que se enfrentaban a todo tipo de criaturas fantásticas. La chica las recordaba con mucho cariño, sin embargo, negaba completamente que fuesen reales. Mantuvo esta postura hasta que una mañana ocurrió algo inimaginable.

Despertó como cada mañana gracias a la alarma de su móvil. Elisa se estiró y se apartó el largo pelo negro de la cara. Se dirigió al baño para asearse y al mirar su pálido rostro en el espejo pudo apreciar las ojeras que se habían formado bajo sus verdes ojos. Bostezó. No le dio importancia y fue directa a la cocina para tomar un café. Observó a través de la ventana las calles de Vallecas. Rio al ver los calcetines de superhéroes que tenía tendidos en las cuerdas su vecino de enfrente. Cuando terminó su escaso desayuno, se vistió y salió de casa. Bajó las escaleras apresuradamente y se encontró con su vecina Carmen en el rellano. Ambas se saludaron alegremente y caminaron juntas hasta el portal.

Al cruzar la puerta y salir a la calle Elisa no podía creer lo que veían sus ojos.

Los edificios de ladrillo habían sido sustituidos por bajas casas de piedra y madera. La carretera y los coches habían desaparecido y en su lugar se encontraban un camino de tierra y un par de caballos. Elisa observó la vestimenta de las personas con curiosidad. En lugar de vaqueros y sudaderas, llevaban medias largas y túnicas o vestidos holgados. Extrañada, la chica dirigió su mirada hacia su propio cuerpo para encontrarse con que su atuendo había cambiado y ahora consistía en una armadura. Esta comenzó a pesar y le hizo preguntarse cómo es que no se había dado cuenta antes de que la llevaba puesta. En un cinturón de cuero, llevaba atada una brillante espada cuya empuñadura tenía esmeraldas incrustadas.

Levantó la mirada y aterrada observó cómo surcaba los cielos un enorme dragón dorado de ojos rojo escarlata. Lo reconoció al instante. Era el mismo que aparecía en muchas de las historias que le contaba su abuelo. Los aldeanos comenzaron a gritar el nombre de Elisa y a pedirle ayuda. La joven estaba sorprendida, ya que no entendía cómo todos conocían su nombre y parecían confiar en ella. Con valentía y habilidades que desconocía poseer, se enfrentó a la bestia y finalmente salió victoriosa. ¿Se había convertido Elisa en la protagonista de alguna antigua leyenda?

 

Ayla Pervan González (3º ESO E)


 

2º PREMIO NARRATIVA – ESO 2 (3º-4º ESO-FPB)

- ¿Qué es el tiempo?-Preguntó.

Todos se quedaron callados, rápidamente todas las miradas se posaron en ella.

Esa simple pregunta hizo que todos los que estábamos riéndonos y gritando calláramos. Nuestras caras reflejaban confusión, pero al mismo tiempo todos ansiábamos una respuesta a aquella pregunta tan espontánea. Su mirada reflejaba la calma en su puro estado. Agarró el vaso de plástico vacío y se dirigió hacia el pequeño escondite donde habíamos situado las botellas de alcohol, para a continuación echar una mediana cantidad de vodka en su vaso. Todos seguíamos todos sus movimientos con los ojos, aun esperando por la respuesta, pero no hizo nada más que sentarse y beber aquel líquido amargo sin hacer ningún gesto facial, lo tomó como si fuera simple agua. Tras pensar la pregunta y formular una respuesta respondí.

-Una pesadilla- Ahora todas las miradas se fijaron en mí, pero ahora no esperaban una continuación a mi respuesta, sino una nueva que tuviera un significado más simple. Encogí mis rodillas y las rodee con un brazo, para luego tomar una calada del cigarro de mi mano contraria y expulsar el humo.

-El tiempo es una pesadilla de la que no podemos despertar, un miedo del que no podemos huir, un tesoro. La moneda más cara del mercado, la más preciada, una fuente que querríamos tener todos en nuestro patio trasero para disponer de ello ilimitadamente. El tiempo es una cantidad con la que todos nacemos, una cantidad limitada, pero no todos disponemos de la misma. Unos matarían por tener tiempo, y otros mueren por tener en exceso de ello.-

Vuelve el silencio, pero se ve interrumpido por las pisadas de alguien aproximándose hacia mi camino. Me quita el cigarrillo de las manos para apagar y pisar lo poco que quedaba de él y susurrarme al oído:

-Pues deja de agotar tu tiempo fumando- Es una contestación absurda a la explicación que acabo de dar dando por hecho que se ha terminado la botella de vodka ella sola y aun así sigue bebiendo de los cubatas de los demás, así que imito su acción sacando otro cigarro de mi pitillera, me lo coloco entre los labios y ella instintivamente mete la mano dentro de mi bolsillo trasero para sacar el mechero y encenderlo. El humo aspirado lo echo en su cara. Sé que no le gusta que fume y mucho menos que le deje el olor impregnado en la ropa, pero sí sabe el significado de la acción que acabo de hacer y por eso sonríe.

-Me encanta cuando te pones filosófica- Me dice antes de sentarse a mi lado.

La sonrío y me muevo para apoyar mi cabeza en sus piernas de forma que pueda ver el cielo y alguna estrella que las nubes me permitan ver. Ella aprovecha para poner una mano sobre mi cabeza y peinar mi melena enredada.

Cierro los ojos y siento unos labios en mi frente, no nos hemos dado cuenta pero en ese momento solo éramos nosotras dos, y fue tan profundo todo que no nos dimos de que la música había vuelto. Nos daba igual, solo importábamos nosotras en ese momento. Pero todavía tenía una duda.

-¿A que venía la pregunta del tiempo?- Pregunte con curiosidad.

Ella acercó su rostro a mi oído.

-Para encontrar una solución para estar infinitamente contigo- Dicho eso se lanzó a mis labios con un beso dulce pero desesperado, como si nos hubiéramos añorado toda la vida.

Pensándolo bien, el tiempo me ha dado la oportunidad de conocerte, me ha enseñado a esperar por ti, a quererte sin presiones. A fin de cuentas el tiempo me ha dado una vida junto a ti, y eso es una bendición.

 

Laura Escobar Domínguez (3º ESO B)

 

1er PREMIO POESÍA – ESO 1 (1º-2º ESO)

 

Una flecha ardiente

Nadie se acuerda del nombre
de las flores pisoteadas.

Los pájaros caídos esperan
el próximo viento para
volverlo a intentar.

Las raciones no nos salvarán.
Solo la voluntad de la lucha
puede cambiar nuestro mundo.

Usa tu fuerza para derrotar
a los que se ríen de la voluntad.

Recoge tu arco y dispara
una flecha ardiente.

Eres la presa y nosotros los cazadores.

 

Ana Trejo Fernández (1º ESO F)


 

 

2º PREMIO POESÍA – ESO 1 (1º-2º ESO)

 

LIRA : LUCY

Tengo una linda gata,

tanto juego con mi Lucy burlona

que de risa me mata.

Pero es dormilona,

a veces tranquila a veces leona.

Paula Díaz Barreras (1º ESO C)


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